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Algunas consideraciones acerca de la corrupción

En el Indice Global de Percepción de Corrupción, datos de la Organización Transparencia Internacional, de 180 países México ocupa el lugar 131 y México somos todos.

Hay quienes afirman:
Que la corrupción es casi incurable, un corrupto se va viciando y muchos están tan seguros de si mismos que no pueden volver atrás, el corrupto pierde la brújula y vive en otro mundo del que difícilmente sale.

La corrupción es la destrucción de la persona.

Por eso tiene una fuerte condena, en las leyes administrativas y penales en todo el planeta.

Otros afirman: que la corrupción es una gangrena, un cáncer, que se vuelve sistémica y crece a través de la suma de complicidades.

El problema se ha vuelto común, al punto de llegar a convencer a muchas personas que es cultural, y no, la cultura es constructiva, lo natural no es la destrucción, ni el abuso o la extorsión.

Nos podemos aceptar imperfectos, ciudadanos y gobernantes, pero corruptos no.

La corrupción es un proceso de muerte, si, mata la confianza de las personas.

Nos espera un reto grande, hay pocas cosas más difíciles que combatir la corrupción.

El corrupto no acepta la crítica, descalifica a quien la hace y busca disminuir cualquier autoridad moral que pueda cuestionarlo.

¡No todo es desolador!

 

El Papa Francisco ha venido enviado mensajes de reflexión y esperanza en torno a la corrupción.

​

Las personas de todos México que deciden participar en este esfuerzo, sabemos que la corrupción es fuerte, ¡pero que no puede contra la esperanza!, cada paso que demos va hacia el objetivo de recuperar el respeto a la dignidad humana, hacia la construcción de ese futuro sano que esperan tener los niños y niñas de este país.

En el Indice Global de Percepción de Corrupción, datos de la Organización Transparencia Internacional de 180 países, México ocupa el lugar 131, y México somos todos.

Hay quienes afirman:
Que la corrupción es casi incurable, un corrupto se va viciando y muchos están tan seguros de sí mismos que no pueden volver atrás, el corrupto pierde la brújula y vive en otro mundo del que difícilmente sale.

La corrupción es la destrucción de la persona.

Por eso tiene una fuerte condena en las leyes administrativas y penales en todo el planeta.

Otros afirman: que la corrupción es una gangrena, un cáncer, que se vuelve sistémica y crece a través de la suma de complicidades.

El problema se ha vuelto común, al punto de llegar a convencer a muchas personas que es cultural, y no, la cultura es: ¡constructiva!, lo natural no es la destrucción, ni el abuso o la extorsión.

Nos podemos aceptar imperfectos, ciudadanos y gobernantes, pero corruptos no.

La corrupción es un proceso de muerte, sí, mata la confianza de las personas.

Nos espera un reto grande, hay pocas cosas más difíciles que combatir la corrupción.

El corrupto no acepta la crítica, descalifica a quien la hace y busca disminuir cualquier autoridad moral que pueda cuestionarlo.

¡No todo es desolador!

 

El Papa Francisco ha venido enviado mensajes de reflexión y esperanza en torno a la corrupción.

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Las personas de todo México que deciden participar en este esfuerzo, sabemos que la corrupción es fuerte, ¡pero que no puede contra la esperanza!, cada paso que demos va hacia el objetivo de recuperar el respeto a la dignidad humana, hacia la construcción de ese futuro sano que esperan tener los niños y niñas de este país.

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